viernes, 21 de marzo de 2008

El castillo de la bestia...


Dejados atrás los refugiados de Szaphra y los Caballeros de la Hueste, los K.f.m. se dispusieron a llevar a cabo la díficil misión de encontrar y eliminar a la gran bestia que llevaba días haciendo estragos en las aldeas de los bordes exteriores de los confines de Eldeen; los paladines les habían señalado la cercana ciudad de Gheldaylin como el objetivo más probable del monstruo. Puesto que, aunque Colosal, la bestia les sacaba bastante ventaja, se hizo necesario encontrar su rastro antes de poder acercarse lo suficiente para verla. Con ello en mente, el primer paso de los K.f.m. fue dirigirse a las ruinas de Szaphra, donde varios osgos registraban la devastada población en busca de objetos de valor. Un rápido descenso con el esquife (con aterrizaje algo forzado incluido) y un ataque sorpresa permitieron eliminar sin problemas a tres de los cuatro trasgoides, y capturar al último con vida para interrogarle.
El osgo dijo haber seguido con sus hermanos a la bestia durante varias jornadas a la espera de que eliminase alguna población humana y poder así saquear a placer, de manera que si le dejaban de nuevo libre y en tierra, podría contarles cosas interesantes. Mientras tanto se dieron cuenta de que varias millas al norte de la población el rastro de enormes pisadas hundidas que seguían a través de las llanuras desaparecía sin dejar rastro. Tras debatirlo, decidieron bajar a tierra al osgo como muestra de buena voluntad y ver que tenía que contarles: al parecer en ese lugar una criatura humanoide descendió en una cesta del gigantesco lomo del monstruo y lanzó sobre el terreno algún tipo de polvillo que hizó desaparecer las huellas. Cumplida su palabra y liberado el osgo, llegaron a la conclusión de que se había utilizado polvo de irrastreabilidad, que oculta el rastro eficazmente pero tiene un alcance limitado, por lo que unas pruebas de buscar desde el aire les pusieron de nuevo en el camino correcto. Más adelante, en una pequeña arboleda, las huellas volvieron a deaparecer, esta vez gracias a un conjuro de Pasar sin dejar huella; el radio efectivo de este conjuro era mucho mayor, por lo que Marin comulgó con los poderes divinos (conjuro de Adivinación...) y, varias horas despúes, avistaban a la bestia de frente.
Sabiendo donde estaba el monstruo y hacia donde se dirigía, los K.f.m. se prepararon para abordar el barco; Rürik empezó a lanzar un escudriñamiento mientras el resto avistaba desde arriba, cubiertos por las nubes, el castillo movil: una serie de cestas de madera de abedúl grandes como edificios coronaban todo el lomo y cabeza de la bestia, con armas de asedio distribuidas regularmente y manejadas por Gnolls. El escudriñamiento reveló una de las salas interiores, un comedor de tropa donde tres gnolls y dos cocineros preparaban "carne misteriosa" a la parrilla. Allí aparecieron todos vía teletransporte, confiando en la sorpresa y el sigilo para eliminar toda oposición sin dar la alarma, pues desde arriba han podido comprobar que la fortaleza está repleta de estos hombres-hiena. No hubo problema en la cocina, pero pronto se hizo patente que el gran olfato de las criaturas podía darles problemas: en la sala inferior dormitaban nueve gnolls que consiguieron oler a Sheark y a punto estuvieron de dar la alarma; sin embargo su baja iniciativa y la pronta actuación del grupo les silenció eficazmente. Tras eliminar silenciosamente a los vigías de la torre en la que se encuentran y a los de las tres más cercanas, el grupo está preparado para iniciar el asalto al interior de las torres...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena partida la realizada ayer.Una pena q se hizo cortita,pero bueno,la dejamos bien encaminada.Ahora comienza lo complicao,lo nuestro no es esto del sigilo...(aunq de momento vaya de perlas).Hemos vaciao una torre y a los vigias del resto,tendremos q ir torre a torre restandoles efectivos intentando q no den la alarma.

Weno roleros,a seguir en la brecha!!!