Con Tasra inconsciente, era el momento de otra ronda de preguntas; sin embargo la voz y la actitud de la cautiva cambió totalmente, y aunque su cuerpo era el de una humana de unos 26 años, ahora se presentaba como una niña de 12. Al parecer sus últimos recuerdos eran los de ser conducida por su padre, el patriarca Deneith en Sharn, hasta unas instalaciones en Arco Cúprico donde sería "mejorada, evolucionaría para servir mejor a su padre y a los Deneith de Sharn". Antes de llevarla allí se la había sometido durante toda la infancia a una serie de pruebas de lealtad y a un adoctrinamiento férreo acerca del honor que suponía servir de esta forma a su familia y su casa. Aunque la "niña" no conocía la dirección exacta donde la habían llevado, si pudo indicarles, a través de imagenes mentales, un recorrido más o menos fiel. Concultada Nit al respecto, les informó de que el lugar mencionado debía estar en el barrio de Desembarco de Tavick superior, lo que conllevaba toda una serie de problemas logísticos: Takishis, Grigori y Arigorn pueden ser identificados como los asesinos de la querida capitana de la guardia Lyanna ir´Talan, lo que cerraría las puertas de cualquier colaboración voluntaria por parte de el destacamento de la Guardia de la ciudad y de los Guardianes de la puerta en dicha zona; además, existe un destacamento de la propia casa Deneith en Arco Cúprico (tal vez sea dicho complejo el lugar donde se produjo la "evolución" de Tasra, pero no es posible asegurarlo sin ver el acuartelamiento Deneith directamente, pues sólo se dispone de imagenes mentales de la fachada y algunas habitaciones interiores que habrían de compararse con él), que retiene desde la última guerra poderes excepcionales para mantener el orden y cobrar impuestos. Es de suponer que los guardias Deneith no se mostrarán amistosos, ya que la casa parece conspirar con la Oscuridad Onírica. Finalmente, son necesarios una serie de permisos y un mínimo de etiqueta para pasearse por Arco Cúprico, pero ni siquiera esto hará que los suspicaces habitantes de la zona se muestren colaboradores con alguien "extranjero, sospechoso o pobre".
Antes de poder digerir esta información, hicieron acto de presencia nuevos enemigos, esta vez una mujer psiónica que seguía tácticas parecidas a las de Neimann, un lancero y toda una formación de ocho defensores que formaron un muro de protección sobre los dos primeros con sus escudos paveses. Aunque no se pudo romper la formación enemiga, Sheark estaba en coma y Warlack bastante tocado, al final se pudo llegar hasta la psiónica gracias a Haiass, y una de las potentes combinaciones de Warlack acabó con ella. Aunque los enemigos parecían bastante frescos, se teleportaron gracias a un objeto psi.
Tras curar lo mejor posible las heridas sufridas y enviar a alguien a por ayuda para Sheark, los Agentes se desplazaron a la casa de Ina en busca de más pistas; allí, en la zona de la mina donde había caído Sadral, se encontraron con el Thri-kreen y la Githyanki vampiricos que a punto habían estado de darles un buen disgusto la última vez que se cruzaron. Sin embargo, la diplomacia se impuso a la venganza, y consiguieron saber que ellos también eran enemigos de la Oscuridad Onírica, por lo que se propuso una alianza; sin embargo, la última palabra la tiene la misteriosa maestra de estas ya de por sí misteriosas criaturas. La Sensibilidad a las impresiones psi de Abrojo les permitió descubrir algunas cosas más, como que estos esbirros habían sido enviados por una tal Akasha a reunir información sobre los odiados enemigos de esta, los quori y sus siervos oníricos. También supieron de la codicia y ambición que mueve a los Deneith, y del sentido del deber que motivaba a Neimann/Tirashana al descubrir las minas de cristal de Eberron. Finalmente, parece que fue Ina quien, llevado por la curiosidad, destapó la veta de mineral y, con ella, la caja de los truenos.
Aunque parecía el momento de encaminarse a Arco Cúprico en busca de respuestas (y, conviene recordarlo, pruebas), Warlack propuso explorar por si acaso el último ramas de túneles que quedaba en el subterraneo bajo la casa de Ina; de acuerdo todos con no dejar nada atrás, encontraron una serie de túneles creados a base de conjuros de desitegrar y un enorme monton de estatuas humanoides bastante mal conservadas. Al seguir bajando fueron emboscados por tres Drañas que pretendían hacer uso de las ilusiones para convencer a los aventureros de que en realidad se enfrentaban a una medusa; descubierto el engaño no resultó dificil vencerlas, aunque la fuerza de Warlack quedó seriamente dañada. Hubo dudas entre si descansar o seguir en ese estado, pero al final siguieron bajando y encontraron lo que era claramente el comedero de una gran bestia: un contemplador. Pillado por sorpresa, una combinación de Envoltura ectoplásmica/fusionar carne cortesía de Abrojo y Haiass dejó a la bestia a merced de Warlack, que aunque debilitado no tuvo problemas en dar el golpe de gracia.
Antes de poder digerir esta información, hicieron acto de presencia nuevos enemigos, esta vez una mujer psiónica que seguía tácticas parecidas a las de Neimann, un lancero y toda una formación de ocho defensores que formaron un muro de protección sobre los dos primeros con sus escudos paveses. Aunque no se pudo romper la formación enemiga, Sheark estaba en coma y Warlack bastante tocado, al final se pudo llegar hasta la psiónica gracias a Haiass, y una de las potentes combinaciones de Warlack acabó con ella. Aunque los enemigos parecían bastante frescos, se teleportaron gracias a un objeto psi.
Tras curar lo mejor posible las heridas sufridas y enviar a alguien a por ayuda para Sheark, los Agentes se desplazaron a la casa de Ina en busca de más pistas; allí, en la zona de la mina donde había caído Sadral, se encontraron con el Thri-kreen y la Githyanki vampiricos que a punto habían estado de darles un buen disgusto la última vez que se cruzaron. Sin embargo, la diplomacia se impuso a la venganza, y consiguieron saber que ellos también eran enemigos de la Oscuridad Onírica, por lo que se propuso una alianza; sin embargo, la última palabra la tiene la misteriosa maestra de estas ya de por sí misteriosas criaturas. La Sensibilidad a las impresiones psi de Abrojo les permitió descubrir algunas cosas más, como que estos esbirros habían sido enviados por una tal Akasha a reunir información sobre los odiados enemigos de esta, los quori y sus siervos oníricos. También supieron de la codicia y ambición que mueve a los Deneith, y del sentido del deber que motivaba a Neimann/Tirashana al descubrir las minas de cristal de Eberron. Finalmente, parece que fue Ina quien, llevado por la curiosidad, destapó la veta de mineral y, con ella, la caja de los truenos.
Aunque parecía el momento de encaminarse a Arco Cúprico en busca de respuestas (y, conviene recordarlo, pruebas), Warlack propuso explorar por si acaso el último ramas de túneles que quedaba en el subterraneo bajo la casa de Ina; de acuerdo todos con no dejar nada atrás, encontraron una serie de túneles creados a base de conjuros de desitegrar y un enorme monton de estatuas humanoides bastante mal conservadas. Al seguir bajando fueron emboscados por tres Drañas que pretendían hacer uso de las ilusiones para convencer a los aventureros de que en realidad se enfrentaban a una medusa; descubierto el engaño no resultó dificil vencerlas, aunque la fuerza de Warlack quedó seriamente dañada. Hubo dudas entre si descansar o seguir en ese estado, pero al final siguieron bajando y encontraron lo que era claramente el comedero de una gran bestia: un contemplador. Pillado por sorpresa, una combinación de Envoltura ectoplásmica/fusionar carne cortesía de Abrojo y Haiass dejó a la bestia a merced de Warlack, que aunque debilitado no tuvo problemas en dar el golpe de gracia.