lunes, 31 de enero de 2011

Historias del Forlorn Hope: Tan duro como Nails


Hora del merecido descanso, el reposo del guerrero: Lince, Shasha, Diego, Preacher y Pequeño Joe se encaminaban al Hope para tomar unas cervezas y disfrutar de la camaradería de la hermandad, así como del nuevo estatus adquirido al vengar a Axeman. Pero el Profesor y Dolar Bill habían tenido que marcharse de la ciudad urgentemente, y el bar estaba cerrado; sólo Piolet y algunos más de los miembros originales del ERL-601 y del equipo de seguridad estaban en el local, pero les indicaron que la clientela habitual estaría en el Más allá, el bar de mercenarios del norte de la ciudad. Aunque para llegar hasta la Cripta, la segunda planta en la que seguramente estarían sus nuevos colegas, habían de pasar por la Antesala, una primera planta llena de aspirantes a Samurai callejero, decidieron ir para allá confiando en su nueva reputación y en sus redaños para evitar problemas...
Sin embargo, nada más entrar, tres de los wannabes se encararon con Preacher y su vestimenta, y aunque Spunkmeyer pudo intimidar a dos de ellos para que le dejasen en paz, un tercero lo tenía encañonado por debajo de la mesa. Nadie prestaba demasiada atención a la que prometía ser uno de los muchos enfrentamientos en busca de reputación de la noche, pero entonces Lince sacó su arma y apuntó a la nuca del tercer tipo. Aunque los insultos, duelos de miradas e incluso cuchilladas están a la orden del día en la Antesala, las armas de fuego implican la clara intención de matar a tu rival, no simplemente de humillarlo o demostrar ser más duro, por lo que todos los presentes se encararon contra lo que consideraban un comportamiento antideportivo; sin embargo el tipo vio claramente que Lince no jugaba, y sacó las manos de debajo de la mesa dándose por vencido. Cuando la situación parecía volver a su cauce, Preacher desenvainó rápidamente su cuchillo de combate y se lo clavó al pobre diablo en la garganta hasta la empuñadura. Nadie pudo hacer nada por él, y la clientela se mantuvo en tenso silencio hasta que todos llegaron a las escaleras de la segunda planta.

Ya en la Cripta, veteranos y profesionales del Hope saludaron a todos en silencio pero cálidamente: estaban dentro de la élite, los verdaderos edgerunners y supervivientes de Nighy City daban la bienvenida a sus nuevos camaradas. Pero ese respeto había que ganárselo día a día...
Los rumores afirmaban que la policía y la Mafia se estaban moviendo en las calles; incluso se hablaba de un gran cargamento de drogas y de que ambos bandos podían estar compitiendo para ver quien se hacía antes con él. En la barra, nerviosa y con cara de necesitar ayuda desesperadamente, Nails buscaba con la mirada alguien a quien llamar amigo; Diego y Joe se acercaron para comprobar que pasaba, y ella acepto rápido la implícita promesa de auxilio que le hacían.
Reunidos todos en una mesa, Nails contó como Gunsight, su compañero en los Marshalls y veterano del ERL-601, había sido detenido esa madrugada: la policia había encontrado un kilo de cristal azul cortado con endorfinas en su apartamento. Curiosamente, hace unos meses Gunsights y Nails habían escoltado a un miembro de la familia mafiosa de los Cipriani, especializada en pasar Cristal azul; éste les había contado que la familia se había conseguido mantenido tanto tiempo en el negocio y lejos de la cárcel gracias a que tenía varios jueces en el bolsillo, así como a varios miembros de la comisaría del distrito tercero de la policía de Night city... La petición para que se aislase al prisionero hasta que pudiese declarar ente el fiscal les fue denegada, y al día siguiente un conocido matón de los Cipriani acabó con él en prisión. Pero eso no detuvo a Gunsights, que comenzó a investigar y a buscar pruebas de corrupción; por todo ello Nails tenía muy claro que Gunsights estaba limpio, que le habían tendido una trampa, e inmediatamente había puesto a trabajara a todos sus informadores. Un tal Bob el Loco había encontrado a alguien que afirmaba ser uno de los que había incriminado a Gunsights. Al día siguiente era la vista del juez, y una condena sólo podía significar la muerte para Gunsights, ya que en el 2020 no hay presupuesto para separar a los policías de los presos comunes... Había que encontrar al tipo y llevarlo a declarar antes de que eso ocurriese. Todos estuvieron de acuerdo en ayudar a Nails y su compañero, y se dirigieron rápidamente a las Noches del Arco Iris, un conocido local de posadores.

Allí, incluso el desaliñado y sucio Bob el Loco pasaba desapercibido, entre los habituales miembros de los Kennedys, Gilligans y Trekkies; incluso la Reina Victoria y el Príncipe Eduardo, miembros de las Personalidades, se paseaban por entre la gente con sus trajes de época... Bob les indicó que un tal Hubie Treadwell, un macarrilla callejero de poca monta, le había dicho que era uno de los que había implicado a Gunsights, y que quería hablar con un Marshall para declarar. Estaba escondido en una iglesia abandonada de la calle 22, al sur de la ciudad; tan al sur que, nominalmente, era territorio de las Cuchillas sangrientas, en pleno proceso de expansión...

Localizar la iglesia no tuvo mayor problema; rápidamente, Shasha, Diego, Joe y Nails descubrieron una señal calórica en la segunda planta, y empezaron a subir en busca de quien creían era Hubie; sin embargo Lince y Preacher estaban totalmente paranoicos, seguros de que en el solar vacío de enfrente había sombras acechándoles. Tal era su seguridad, que Shasha decidió quedarse con ellos a cubrir la parte delantera del edificio. Mientras, Nails, Diego y Joe encontraron a un totalmente desquiciado Hubie armado con una escopeta y atrincherado en la parte de arriba de la iglesia. Tras identificarse Nails como Marshall les dijo que los dos compinches que habían plantado con él las pruebas habían muerto esa misma mañana, y sabía que él era el siguiente; estaba dispuesto a declarar que los Cipriani le habían pagado para plantar las pruebas si le protegían. A punto estaban de salir con él del edificio para largarse de allí cuando se desató... el circo.
De las sombras surgieron seis miembros de los payasos, conocida banda de psicópatas especializada en "bromas macabras" que solían acabar con la cordura y la vida de sus victimas; cargados de armas exóticas (granadas en forma de pelotas de goma, lanzallamas bucales, altavoces vomitivos, "emanaciones" tóxicas o ratas bomba...) les emboscaron y se lo hicieron pasar mal... durante unos segundos, hasta que se agruparon y empezaron a usar su más convencional pero tremendamente eficaz armamento. Más que letales, los payasos demostraron ser patológicamente dañinos y humillantes, pero lo más preocupante fue el coche que Preacher descubrió en el callejón lateral, donde un tipo retenía a un esposado y magullado Bob el Loco...